En todos los medios de comunicación existentes nos hemos enterado de todo lo sucedido en el clásico del sábado pasado, desde el primer al último minuto. De los goles, las jugadas polémicas, las reacciones de los entrenadores... Todo esto, siendo el primero de cuatro y siendo, además, el más intrascendente de todos ellos. No quiero pensar cómo nos bombardearán con los siguientes.
En la misma jornada se disputó el otro clásico. Un gran partido que año tras año se ve eclipsado ya que por ¿caprichos del calendario? se ve en la tesitura de coincidir con el gran clásico del fútbol español. En Barcelona, Cornellà, más concretamente, se celebró el partido entre el RCD Espanyol y el Atlético de Madrid, un partido que acabó con empate a dos y que deja a los rojiblancos por encima en la pelea por entrar en la Europa League la próxima temporada en esa lucha feroz que mantienen los equipos por ocupar los puestos que dan acceso a la competición europea.
No comenzaron bien las cosas para los pericos, ya que en el primer minuto de partido regalaron el primer gol a Koke, que se encontró un balón mal despejado en el área y aprovechó para marcar su segundo gol en Liga. Sin embargo, Osvaldo no estaba por la labor de dejar ganar el partido a los atléticos y empató el partido antes de terminar la primera parte.
La segunda mitad no empezó mucho mejor para el equipo catalán, ya que Callejón, en su intento por evitar un saque de banda en medio campo, dio un pase atrás que se convirtió en un buen balón para el Kun Agüero que nunca perdona. Nuevamente Osvaldo, de cabeza, conseguiría el empate tras un gran servició de Verdú.
Tras la derrota del Sevilla y la victoria del Levante, que asoma la cabeza por arriba, la zona Europa League se aprieta un poco más. La racha triunfal del Levante asciende a ocho partidos seguidos sin perder. Mucho mérito tienen los valencianos, que con el menor presupuesto de la Liga BBVA, están peleando por entrar en puestos de honor. Hablaremos de ellos mañana.
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